[1]En la consulta es muy frecuente la demanda de los padres para manejar la relación de sus hijos, sobre todo, cuando existen los “celos fraternos”
Los celos forman parte de nuestra vida afectiva, por lo que es un sentimiento que no nos gusta pero es normal. Por lo tanto es normal que los hijos se celen unos con otros. Lo más importante de su desarrollo es haber creado un vínculo afectivo de calidad, con ambos padres, de esa manera los celos se convierten en una sombra que tenemos que aprender a manejar, en algo que no perturba el desarrollo y les permite quererse y cuidarse unos a los otros.
¿Cuándo los celos se convierten en conflictos?
- Cuando el vinculo afectivo con los padres está inseguro.
- Cuando se comparan los hijos, no se fomenta su individualidad y no se descubren y estimulan las diferencias.
- Cuando nace un nuevo, y se despoja al hermano mayor de sus cosas sin haberle pedido permiso.
- Al obligarlo a querer a sus hermanos, ya que los sentimientos no se obligan, se motivan, si no generan culpabilidad.
- Dejar de estimular al hermano mayor, y solo estimular al pequeño puede generar regresión en el mayor, que querrá parecerse al menor para obtener la atención de los padres.
- Dejar toda las responsabilidad de la crianza de los hijos en el hermanos mayor.
- Cuando los padres se convierten en jueces del conflicto de los hijos, haciendo triangulaciones e impidiéndoles que aprendan a resolver sus conflictos por ellos mismos. Los hijos pelean delante de los padres para ver a quien ellos les van a dar la razón, por lo que es importante incentivarlos a que ellos encuentren la solución de sus conflictos.
- Cuando los menores no respetan a los hermanos mayores, y se les permite que usen sus cosas sin permiso, porque son más pequeños.
- Cuando se obligan a compartir, sin permitirle que lo hagan según su propio deseo, pues no aprenden a negociar. Vivimos en una sociedad donde existe la propiedad privada, y no tocamos lo que no es nuestro sin pedir permiso al dueño.
- Si el hermano menor de convierte en el soplón de los mayores, y el que les da consejo como si fuera de más edad, apoyados por los padres.
- Si existe un conflicto con un padre y su hijo, se debe evitar que participen otros hermanos aliándose a los padres, para evitar triángulos. Si los padres corrigen a sus hijos, los hermanos no tienen que asumir esa función que no les corresponde.
Cuando los hijos saben que son amados por lo que ellos son, sus padres podrán amar igual en cantidad, pero no en calidad a todos los hermanos porque no son iguales, se les ayudará a desarrollar la individualidad, la seguridad personal, y a superar las comparaciones, que permitirán la posibilidad de una relación más armoniosa entre padres e hijos.