Nuestra cultura se ha caracterizado por enfocar más el pecado, el error, en la educación, que estimular y celebrar los logros, y las soluciones. Nos enfocamos más en lo que está mal, y en las correcciones al no diferenciar el ser del hacer, lastimamos sin querer la autoestima de los niños. No es lo mismo corregir una acción, que rotularle, criticarle y descalificarle como persona.
Los niños van aprendiendo que los errores son sus enemigos, por lo que tratan de ocultarlos, le echan la culpa a los otros, y no asumirán con responsabilidad sus equivocaciones. El miedo los dominará, haciendo la convivencia difícil, sufrirán por sus errores de manera desproporcionada, o harán sufrir a otros por los mismos. Se tornarán perfeccionistas o se darán de baja con facilidad por miedo a no alcanzar la perfección.
Esta es la base del orgullo, no pido disculpa, no sé decir cuando me equivoco, necesito siempre tener la razón, no puedo perder. Las futuras relaciones que establezcan estarán matizadas por luchas de poder, donde nadie quiere ceder, porque ceder es perder, o por una actitud de dominar, para mantener el control.
Las personas que no le tienen miedo al error, siendo correctas y habiendo internalizado normas , serán más felices, funcionales, tendrán mejor comunicación, serán más positivas y podrán tener metas alcanzables. Podrán decir perdón me equivoqué, sin que esto lacere su autoestima.
Pero ¿Cómo convertir al Sr. Error en un amigo? Nosotros no somos un error, el hecho de que existamos es un milagro, por lo que si corregimos la acción de nuestros hijos, con calma, sin descalificaciones, sin críticas personales aprenderán la diferencia de lo correcto y lo incorrecto, con consecuencias lógicas y justas. Aprenderán a reparar sin sentir una culpa paralizante.
Si no se sienten juzgados y se enfatiza más la búsqueda de la solución del problemas, y el niño aprende y reflexiona sobre el error, sabiendo que le hará más sabio y que cada día será mejor gracias al Sr. Error , aprenderá a convivir con él sin sentir una culpa paralizante.
Muchas de las enseñanzas del evangelio van orientadas hacia la liberación de la culpa, manejo del error, la reparación y el perdón a través del amor incondicional.
Sin embargo, todavía somos muy duros con nosotros mismos y con nuestros hijos. Liberarnos de la culpa desproporcionada, necesitará también una revisión del origen de nuestro aprendizaje, curar las heridas y perdonar. Aprendemos hacer amigos del Sr. Error, y él nos ayudará a ser cada día más sabios y más felices.