¿Está aprendiendo mi hijo(a) de sus actos?

Cuantas veces hemos escuchado a nuestros hijos decir “ mis padres me pusieron de castigo”  o nosotros decir “ estas de castigo por un mes”  y ver que las cosas siguen igual o peor.

Pero… ¿realmente con ese castigo esta aprendiendo de las consecuencias de sus actos o estamos nosotros asumiendo la responsabilidad por ellos?

Ellos tienen que asumir  lo que hacen, mientras lo hagamos nosotros el aprendizaje será mínimo o nulo. No pueden pensar siempre que lo que les ocurre en su vida es por culpa de los otros.

No se trata de castigar, sino de asumir sus consecuencias, para que sean ellos los responsables de su propio comportamiento.

¿Que nos pasa como padres, que tenemos la necesidad de sobreprotegerlos ? ¿Qué pasara cuando penetren a un mundo de competitividad, agresión y lucha…? ¿Tendrán las destrezas para defenderse y salir ilesos?

Encontrar las respuestas a estas preguntas puede suponer que tengamos que permitirles que tomen decisiones y pequeños riesgos y que crezcan a través de sus experiencias.

Es bueno que experimenten las consecuencias de su decisión sin que la lastima nos lleve a impedirlo. Por ejemplo el no levantarse a tiempo, a pesar de que se le llama con insistencia puede suponer un castigo escolar por falta de puntualidad, pero nosotros como padres no podemos hacerle una nota justificativa de su conducta ni preparar un sandwich para el recreo porque con las prisas, no pudo desayunar. Suponiendo además un retraso para nosotros en el trabajo.

Otro ejemplo es cuando un adolescente destruye o rompe algo de valor como una pieza de decoración de la casa o un vehículo, es necesario que con su trabajo o su mesada pague ese objeto y que no seamos nosotros los que asumamos las consecuencias. Dicha consecuencia tiene que ir relacionada con el acto realizado.

Hay que dejarles correr los riesgos de decidir, aunque a nuestro modo de ver sea equivocadamente. Es tomando decisiones y asumiendo las consecuencias de las mismas como se aprende a ser responsable.

Por supuesto, si pasa que la decisión que toma le sale mal, es importante que le ayudemos a reflexionar sin criticarlos ni descalificarlos enfatizando siempre la búsqueda de la solución de la situación.

No  se debe insultar o faltar el respeto con frases: “ eres un inútil” o “ siempre haces lo mismo”, o “ te lo dije” . Son las acciones las que son correctas o incorrectas, no la persona.

Nuestro deber es decirles que se espera de ellos y el modo en que debe aprender a realizarlo, pues si no hay explicación no tendrá un aprendizaje significativo.

Criar, educar son procesos difíciles y nadie tiene un manual para ello pero una forma de garantizar que los resultados serán buenos es permitiéndoles que sean ellos mismos, que aprendan a caerse y a levantarse por merito propio.

Los padres no estaremos para toda la vida, pero sí lo que enseñamos. La enseñanza deja huellas para toda una vida.