Asumamos, Unidos, El Desafio Educativo De Nuestro País (Octava Parte)

Escrito por Hno. Alfredo Morales en Hno. Alfredo Morales, Reflexiones para Educadores

Iniciamos el comentario de los Artículos 4 a 9, que constituyen la 2ª parte de este Informe, la que lleva por título de conjunto: HORIZONTES.
El documento comienza con una oportuna advertencia:
El siglo XXI planteará a la educación una doble exigencia: deberá transferir, masiva y eficazmente, un volumen cada vez mayor de conocimientos teóricos y técnicos evolutivos. Simultáneamente, deberá hallar y definir orientaciones que permitan no dejarse sumergir por las corrientes de informaciones más o menos efímeras que invaden los espacios públicos y privados, y conservar el rumbo en proyectos de desarrollo y colectivos”.
Llega así este importante Informe de la UNESCO 1996 al punto central de la Declaración, fruto de las reflexiones que le han precedido.
Dicho Informe declara que “para cumplir el conjunto de misiones que le son propias, la educación debe estructurarse en torno a cuatro aprendizajes fundamentales:

  • Aprender a conocer, es decir, adquirir los instrumentos de la comprensión.
  • Aprender a hacer, para influir sobre el propio entorno.
  • Aprender a vivir juntos, para participar y cooperar con los demás en todas las actividades humanas.
  • Aprender a ser, proceso fundamental que recoge elementos de los tres anteriores.

Luego de este solemne enunciado, lo confirma diciendo:
La Comisión estima que en cualquier sistema estructurado de enseñanza, cada uno de estos “cuatro pilares del conocimiento” deben  recibir una atención  equivalente, a fin de que la educación sea para el ser humano, en su calidad de persona y de miembro de la sociedad, una experiencia global que dure toda la vida”.
El lector, quizás con asombro, habrá tenido que experimentar una sacudida interior, sobre todo si es educador o educadora, pues el Informe les ha suministrado, igual que a su Institución educativa, el termómetro para medir el grado de validez o inoperancia de los criterios que tiene sobre los objetivos, instrumentos y recursos educativos que hasta ahora ha utilizado. En todo caso, le ha suministrado valiosos elementos para una permanente evaluación de su ser y su quehacer como educador.

Queda relegada al pasado, pues,  la frecuente y hasta sacralizada expresión de que “la escuela es el templo del saber”, si con esa expresión se pretende cubrir la totalidad de su misión.  La Comisión parece haber previsto reacciones diversas y hasta contrastantes ante el párrafo que hemos transcrito, y por eso añade:
Desde el comienzo de su actuación, los miembros de la Comisión fueron conscientes de que, para hacer frente a los retos del siglo XXI, sería indispensable asignar nuevos objetivos a la educación y, por consiguiente, modificar la idea que nos hacemos de su utilidad”.
Haciendo honor al título global del Informe (“La educación encierra un Tesoro”), concluye este primer planteamiento central con un  mensaje estimulante para todo auténtico educador:
Una nueva concepción más amplia de la educación debería llevar a cada persona a descubrir, despertar e incrementar sus posibilidades creativas, actualizando así el tesoro escondido en cada uno de nosotros, por considerar su función en toda su plenitud, a saber, la realización de la persona que, toda ella, APRENDE A SER”.
Educador, educadora que leen estas solemnes declaraciones de los 14 eminentes personajes que redactaron el Informe de la UNESCO: podemos afirmar que a la educación le ha llegado UN TIEMPO NUEVO. O lo asumimos o nos quedamos atrás de la Historia. De nuestras opciones, hoy, dependen miles de vidas nuevas. Pensemos muy bien la respuesta que vamos a dar, con las responsabilidades humanas y éticas que conllevan.
Lo que decimos a cada educador, lo extendemos a las Instituciones y comunidades educativas. Tienen que re-estructurarse en función de ese Tiempo Nuevo de la educación. De lo contrario, languidecerán o desaparecerán al no ofrecer las respuestas reales del tiempo real del mundo y de la cultura.
El Informe, convencido de que ha llegado al punto central de su mensaje, se dedica a desglosar cada una de las cuatro características que ha enunciado como distintivos de las nuevas misiones de la educación:
1.    Aprender a conocer.

Al iniciar este enunciado, la Comisión declara que “el aprendizaje tiende menos a la adquisición de los conocimientos, clasificaciones y codificaciones, que al dominio de los instrumentos mismos del saber: cada persona debe aprender a comprender el mundlo rodea para vivir con dignidad y desarrollar sus capacidades profesionales y comunitarias con los demás”.

A pesar del desencanto que es para muchos estudiantes el ir a su escuela, la Comisión añade: “Como fin, la justificación del aprender a conocer es el placer de comprender, de conocer y de descubrir, porque favorece el despertar de la curiosidad intelectual, estimula el sentido crítico y permite descifrar la realidad, adquiriendo al mismo tiempo una autonomía de juicio”.  Pero el Informe añade uno más, muy poco percibido o comentado: “Convertir a cada niño, para toda la vida, en un amigo de la ciencia”.
Este párrafo contiene todo un programa de objetivos, pero “humanizados”.
Concluye el análisis de este primer aprendizaje fundamental, enumerando nuevas estrategias del mismo:

  • “Aprender para conocer supone, en primer término, aprender a aprender, ejercitando la atención, la memoria y el pensamiento.
  • Cultivar con esmero la facultad intrínsecamente humana de memorización asociativa, irreductible a un automatismo.
  • En el ejercicio del pensamiento, crear una articulación entre lo concreto y lo abstracto”.

2.    Aprender a hacer.
Este  aprendizaje fundamental está asociado al anterior. Pero está más orientado hacia la formación profesional. El Informe se pregunta:
¿Cómo enseñar al alumno a poner en práctica sus conocimientos y, al mismo tiempo, cómo adaptar la enseñanza al futuro mercado de trabajo, cuyo evolución no es totalmente previsible?
La Comisión saca su propia conclusión: “Los aprendizajes deben evolucionar, y ya no pueden considerarse mera transmisión de prácticas más o menos rutinarias, aunque éstas conserven un valor formativo que no debemos subestimar”.
A continuación hace una oportuna aclaración:
La noción de “calificación” se está volviendo algo caduca, y tiende a privilegiar la competencia personal. El progreso técnico está modificando las calificaciones que requieren los nuevos procesos de producción. A las tareas puramente físicas, suceden tareas de producción más intelectuales, más  cerebrales”.

Otra observación valiosa de la Comisión es ésta: “Es concebible que en las sociedades ultratecnificadas del futuro, la deficiente interacción entre los individuos pueda proveer graves disfunciones cuya superación exija nuevas calificaciones basadas más en el comportamiento que en el bagaje intelectual”.
El informe concluye su análisis sobre este segundo aprendizaje fundamental con esta observación:
De los numerosos estudios realizados en países en desarrollo se desprende que éstos consideran que su  futuro estará estrechamente vinculado a la adquisición de la cultura científica, que le permita acceder a la tecnología moderna, sin descuidar con ello las capacidades concretas de innovación y creación inherentes al contexto actual. ¿Cómo aprender a comportarse eficazmente en una situación de incertidumbre? ¿cómo participar en la CREACION DE FUTURO?”
3.    Aprender a vivir juntos, aprender a vivir con los demás.

Este aprendizaje constituye una de las principales empresas de la educación contemporánea. Demasiado a menudo, la violencia que impera en el mundo contradice la esperanza que algunos habían depositado en el progreso de la humanidad”.
La Comisión reconoce que la historia humana siempre ha sido conflictiva, pero entiende que actualmente han surgido elementos nuevos de tipo histórico y social que han dificultado la concreción de este ideal, incluido “el extraordinario potencial de autodestrucción  que la humanidad ha creado en el siglo XX”.
Este tema es tan importante que habría que transcribir íntegramente el párrafo que el Informe le ha dedicado. Ante esta imposibilidad, extraemos los principales aspectos que ha señalado, invitando una vez más al lector o lectora a tomar contacto directo con este extraordinario documento de alcance mundial y enfocado intencionalmente hacia el siglo XXI que acaba de comenzar.
El documento señala que “la actual atmósfera competitiva imperante en la actividad económica tiende a privilegiar el espíritu de competencia y el éxito individual”. Y resalta que “si la relación se establece en un contexto de igualdad y se formulan objetivos y proyectos comunes, los prejuicios y la hostilidad subyacente pueden dar lugar a una cooperación más serena e, incluso, a la amistad.   Aplicando esta situación al mundo de la educación, el Informe de la UNESCO brinda dos orientaciones en dos áreas importantes: el descubrimiento del otro, y tender hacia objetivos comunes.
a)    El descubrimiento del otro.

El descubrimiento del otro pasa forzosamente por el descubrimiento de uno mismo; por consiguiente, para desarrollar en el niño y en el adolescente una visión cabal del mundo, la educación – tanto si la imparte la familia como si la imparte la comunidad o la escuela – primero debe hacerle descubrir quién es él. Sólo entonces podrá realmente ponerse en el lugar de los demás y comprender sus reacciones. El fomento de esta actitud de empatía en la escuela será fecundo para los comportamientos sociales a lo largo de su vida”.
b)    Tender hacia objetivos comunes.

En sus programas, la educación debe reservar tiempo y ocasiones suficientes para iniciar desde muy temprano a los jóvenes en proyectos corporativos, en el marco de actividades deportivas, culturales, y mediante su participación en actividades de servicio social: renovación de barrios, ayuda a los más desfavorecidos, acción humanitaria, solidaridad entre generaciones, etc.

A esta recomendación, el Informe añade algo muy deseable: Que en  la práctica escolar cotidiana haya proyectos comunes en que participen profesores y alumnos juntos, lo que será una manera muy concreta de aprender métodos de solución de conflictos y que puede convertirse en una referencia muy válida para la vida futura de los educandos en la sociedad, a la vez que enriquecerá la relación armónica entre educadores y educandos.

4.    Aprender a ser.

Este acápite comienza con una afirmación de un peso tal, que he tenido que copiarla por completo, dada su importancia y su valor como referencia que justifica el Informe en su totalidad. Dice así:

“Desde su primera reunión, la Comisión ha reafirmado enérgicamente un principio fundamental: la educación debe contribuir al desarrollo global de cada persona: cuerpo y mente, inteligencia, sensibilidad, sentido estético, responsabilidad individual, espiritualidad. Todos los seres humanos deben estar en condiciones, en particular gracias a la educación recibida en su juventud, de dotarse de un pensamiento autónomo y crítico y de elaborar un juicio propio, para determinar por sí mismos qué deben hacer en las diferentes circunstancias de la vida”.
A los interesados en esta interesantísima temática, les informamos que en 1972 y bajo los auspicios de la UNESCO, se dio a conocer un Documento de alcance mundial, similar al que estamos comentando, y que llevó como temática central: “Aprender a ser”.

En el Informe  reciente que estamos comentando, se afirma que “en un mundo en cambio permanente hay que conceder un lugar privilegiado a la imaginación y a la creatividad, ofrecer a niños y jóvenes todas las oportunidades posibles de descubrimiento y experimentación”. Se dice también que “el arte y la poesía deberían recuperar un lugar más importante que el que se les concede ahora”.
Concluye este tema de “los cuatro pilares de la educación” que ha ocupado todo el capítulo cuatro del Informe de la UNESCO 1996, con una declaración de la Comisión:
Huelga decir que los cuatro pilares de la educación que acabamos de describir, no pueden limitarse a una etapa de la vida o a un solo lugar. Es necesario replantear los tiempos y los ámbitos de la educación, y que se complementen y se imbriquen entre sí, a fin de que cada persona, durante toda su vida, pueda aprovechar al máximo un contexto educativo en constante enriquecimiento”.

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May/11
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