El Espejo y la Imagen

Escrito por Cecilia Batista en Los Educadores se Expresan

Supremo varón literario llamó Alfonso Reyes a Martí, creador de la más pasmosa organización literaria.  Para rematar con el juicio de “el universo martiano es un universo en expansión, como el de las galaxias”. (Martí y la nueva física).
Es importante ver la imagen de Martí reflejada en el pensamiento de grandes creadores hispanoamericanos.
Sarmiento, escritor y pensador dijo de Martí al cumplir este los 34 años: “En español, nada hay que se parezca a la salida de bramidos de Martí y después de Víctor Hugo, nada presenta la Francia de esta resonancia de metal”; y en 1880, en el año en que publico Azul, escribió Rubén Darío, “… Martí escribe a nuestro modo de juzgar, mas brillantemente que ninguno de España o de América”.
Gabriela Mistral, la fértil poeta chilena absorta en las alturas de su Chile, con la imagen de José Martí; escribe como si fuera casi un consejo de abuela con la ternura de una mamá grande: “se hablará siempre de él, como el de un caso moral, y su caso literario lo pondremos como una consecuencia.”
Rubén  Darío, en un encuentro ocasional en New York, le llamó maestro y Martí viéndole con amor “porque es el amor quien ve” le llamó hijo.  Cuando muere Martí a los pocos días, escribe Darío en un periódico argentino “El cubano era un hombre.  Más aun era como debería ser el verdadero súper hombre: “grande y viril, poseído del secreto de su excelencia, en comunión con Dios y la naturaleza”.
Veinte años no es nada, cantó Gardel, pero sí son suficientes, para que veinte años después Rubén  Darío escribiera una de las mejores descripciones de la poesía martiana.
“Yo admiro —recordando al varón puro y dulce amigo”.  Aquel cerebro cósmico, aquella vasta alma, aquel concentrado y humano universo, que lo tuvo todo: la acción y el ensueño, el ideal y la vida, y una épica muerte, y en su América, una segura inmortalidad”.
Don Miguel Unamuno, el poeta de “El Cristo de Velásquez” y tan parecido a Martí en su espiritualidad expresó “como Martí era un hombre, todo un hombre, tenía un estilo, todo un estilo”; y al describir su escritura la llamó “forma protoplasmática que precedía a la prosa y el verso”; característica de los salmos hebreicos, de Withman y de la poesía y prosa de Martí,  comparando su estilo en lo poético, lo oratorio y lo epistolar.  Recurrió a la poesía de Miguel Ángel, a la elocuencia de Isaías y a la familiaridad con lo dantesco.”  “Este sin miedo a lo dantesco” observó Unamuno, glosando una frase del propio Martí. “Pinta su estilo”.
En este recorrido, por este pasillo de espejos, volvemos a nuestro Pedro Henríquez Ureña, como un espejo que concluye a contemplar la irradiación de la imagen de Martí, cuando escribe:
“Pudo, como Rubén Darío, sacrificar todo al solo ideal de ser poeta, pero antes quiso acatar normas de honrado; y el deber y el amor se lo agrandaron, se completaron en la devoción de su tierra (… pero el escritor, que se encogía para ceder el paso al hombre de amor y deber; la vibración amorosa hace temblar cada línea suya, el calor del deber le da transparencia, y cuando está entregado, devorado en su devoción suprema – Cuba – escribe ya como si transfundiese en la pura energía: su carta desde Montecristi, dos meses antes de caer en Dos Ríos, es como Arquitectura de Luz”.
Llegando al final de este álbum de imágenes de José Martí, que hemos querido utilizarla como tarjeta de presentación, queremos concluir con dos afirmaciones:
Primero, al plantear Roberto González Echevarría, en su ensayo; “Cervantes y la narrativa hispanoamericana. Borges y Carpentier” que: “De Carpentier a su vez aprendieron los escritores hispanoamericanos al transformar la historia latinoamericana en ficción”; afirmamos nosotros que Carpentier aprendió de Martí, a convertir la historia en imagen, razón que demostraremos en este ensayo, al ver las imágenes que estructuran el discurso de Nuestra América. Que el pensamiento por imagen, característica esencial de Martí, se refleja por igual en Lezama Lima y su poética de la imagen, y las eras imaginarias.
Lezama Lima, dijo de Martí, que es el misterio que nos acompaña.
Invocamos la imagen de José Martí, al escribir estos textos; y a quien lo lea, en especial al maestro Odalis Pérez, para que su misterio, nos acompañe.

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